miércoles, 1 de abril de 2015

Corremos el gran riesgo cada día de no enamorarnos del movimiento de nuestras manos

Corremos el gran riesgo cada día de no enamorarnos del movimiento de nuestras manos, de las ondas de nuestro cabello, de nuestra pisada, de nuestro color de ojos, de nuestras caderas, y ese riesgo nos hace frívolos, vulnerables y nos roba sentido en esta breve existencia. Sin salud todo cambia, quizás se apaguen algunas luces, pero hasta que no se apagan no recordamos habernos enamorado de cada movimiento, de lo nuestro, del valor y la suerte de tenerlo. Esos frágiles regalos de la vida que son nuestros cuerpos, a los que querer célula a célula, pero la inmortalidad nos ronda la efímera mente que nos acompaña en este rato.
‪#‎Enamóratedeti‬, de tus pasos y de tus palabras, de tu sonrisa y de tu todo, siempre antes que después, incluso si puedes, enamórate de tus limitaciones en ellas está el secreto de la vida.
Si la vida te sube en un ave, no t niegues, agarra tu mochila, y disfruta del paisaje y del viaje

Cruz Blanco


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